ANTROPÓLOGA, EXPERTA EN GÉNERO Y DESARROLLO HUMANO

Roxana Volio Monge

QUIÉN SOY
UNA PROPUESTA PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL BUENTRATO Y LA ERRADICACIÓN DEL MALTRATO Y LA VIOLENCIA

Talleres para el crecimiento personal y el desarrollo humano

la transformación de las bases culturales que sustentan la desigualdad entre hombres y mujeres y la violencia contra ellas, es imprescindible para cambiar la condición y la posición de las mujeres en la sociedad. Esa transformación cultural, casi siempre difícil por las implicaciones que tiene en la conformación de la identidad de las personas, se ha abordado de diferentes maneras. Desde el feminismo, entre otras cosas, con investigaciones que proponen argumentaciones teóricas; desde las organizaciones de mujeres, con iniciativas que buscan reforzar la autonomía económica y la autoestima de las mujeres, para citar sólo dos; desde los organismos internacionales, con lineamientos que han recogido los gobiernos para concretarlos en leyes, planes, políticas y programas.

Después de años de constantes esfuerzos realizados por diferentes organizaciones e instituciones ¿por qué, cabe preguntarse, sigue siendo tan persistente la violencia hacia las mujeres en todas sus manifestaciones?; ¿por qué siguen siendo violentadas física y emocionalmente?; ¿por qué se cuentan en mayor número entre la población analfabeta y pobre?, y ¿por qué les resulta tan difícil acceder y mantenerse en puestos o espacios en que se toman decisiones? ¿Qué está fallando para que la relación entre esfuerzos realizados y logros obtenidos sea todavía tan desigual e insatisfactoria?

La respuesta, evidentemente, ni es fácil, ni única. Sin duda, hay una compleja interacción de factores que dificultan los procesos de transformación cultural. Esas dificultades son muy profundas puesto que los aprendizajes culturales conforman la identidad de todas las personas o su “deber ser”, que no es otra cosa que lo que cada quién cree que debe hacer para ser reconocida/o; respetada/o, o amada/o. Romper con los mandatos implica trasgredir la norma cultural aprendida, y eso tiene implicaciones en la vida de cada persona, tanto frente a sí misma (“no soy buena o bueno”; siento culpa, miedo); como en las relaciones (rechazo, maltrato, rupturas del vínculo) y a nivel social (sanciones que van desde lo moral hasta lo jurídico).

En consecuencia, casi todos los esfuerzos que se realizan –en particular, los que realizan organismos internacionales e instituciones gubernamentales- se ocupan de proponer iniciativas de transformación en el plano social (promulgación de leyes, adopción de políticas públicas, implementación de programas y proyectos, entre otros) que no necesariamente consiguen traspasar los planos personal (la vivencia que tiene cada persona de la cultura de género [1]) y el plano relacional (la concreción y manifestación de los aprendizajes culturales de género en las relaciones que todas las personas establecen entre sí).

Puesto que todas las personas desarrollan su existencia en los planos social, relacional y personal, para que cambien las bases culturales que sustentan la desigualdad, es preciso actuar –ojalá simultáneamente- en los tres planos. Los talleres que propongo utilizan un enfoque metodológico -vivencial y teórico- que parte de, e integra estos tres planos.

Entendido de esta manera, está claro que no es posible provocar un cambio cultural profundo y sostenible en el tiempo actuando solo en uno de los planos; los tres están estrechamente vinculados en la vivencia cotidiana de cada persona, esté consciente de ello o no. El trabajo, por tanto, debe ser integral y debe implicar a las mujeres, a los hombres y a las instituciones que organizan la vida social, política y económica de una colectividad.

Además de un enfoque metodológico vivencial que parte de la teoría de género, los talleres promueven el autoconocimiento –condición necesaria para el cambio-; la conciencia del cuerpo y la manifestación de las emociones en él; la transformación del maltrato aprendido y naturalizado en relaciones de buentrato; la auto-escucha y la escucha activa de las y los demás y la elaboración de los duelos que todo cambio supone. Parten del respeto a los procesos y los tiempos de cada persona y conceden enorme importancia a la confidencialidad.

La Terapia de Reencuentro, creada por la psicopedagoga valenciana, Fina Sanz, es el sustento de esta metodología de trabajo personal y comunitario

Estos son algunos comentarios, realizados por mujeres y hombres participantes, sobre los talleres y cursos que impartimos. Son respuestas a las preguntas: qué me llevo de este taller (o de este curso), qué aprendí o para qué me sirvió.

“Me sirvió para tener un aprendizaje más amplio sobre género y las relaciones humanas. Además, tuve la oportunidad de realizar un trabajo de introspección para poder mejorar muchos aspectos de mi vida y mis relaciones personales. Sin duda, el taller fue muy enriquecedor y las facilitadoras hicieron un excelente trabajo”
“Me llevo todo el conocimiento que pude percibir de las 2 excelentes facilitadoras, ¡muy bueno! Excelente teoría y práctica; esta última es la que consolida lo enseñado, eso me llevo”
“Debo confesar que cuando fui invitado a participar en esta formación académica pensé que sería parecida a las capacitaciones anteriores, es decir, que en la mayoría se trata de acumular información, teoría, pasar escuchando el mayor tiempo al o la docente, pero descubrí que no era lo mismo. Si bien aprendí teoría, también me permitió compartir mis vivencias y aprender de las experiencias de mis compañeras y compañeros. Fue un tiempo que nos unió en un mismo sentir, con mucho respeto, solidaridad, me identifiqué, incluso, con algunos de los relatos de ellos y ellas; sacamos desde muy dentro sentimientos, creencias, recuerdos, ideas, lágrimas, dolor, sonrisas, el perdón…fue darnos una nueva oportunidad para vivir de verdad”
“Una reflexión más íntima de cómo hacer más coherente el trato feminista conmigo misma”
“Adquirir conocimientos de género y derechos humanos fue una gran oportunidad y una experiencia maravillosa, pues me ayudó a escudriñar los diferentes aspectos relacionados con mis creencias, costumbres y actitudes aprendidas por las construcciones sociales y que, de alguna manera, han influido en mi vida. Fue quitar de mis ojos ese velo diseñado por una sociedad patriarcal con ribetes de mentiras y creencias que solapan la violencia contra la mujer”
“Una experiencia práctica del enfoque de género desde mis vivencias y construcción social”
“Valoro como excelente la combinación entre aspectos académicos y vivenciales porque nos permitió reflexionar y mejorar, ver con otros ojos cómo hemos vivido, como hemos pensado, cómo nos han enseñado lo que debemos hacer, pensar, lo que debemos decir o hablar; cómo ver a las otras personas y valorarlas y que esa enseñanza ha estado equivocada porque en lo personal, si bien por ser hombre me han enseñado que tengo privilegios en esa sociedad patriarcal, también me han reprimido en otros aspectos, por ejemplo, me reprimen llorar, expresar sentimientos y afectos. Si las tripas tienen tripas, este Magíster me permitió hablar y escribir desde las tripas de esas tripas. Gracias”
“Comprensión de la forma concreta sobre cómo abordar de manera efectiva el enfoque de género.”
“El recordatorio de la importante frase del feminismo: “lo personal es político”. La metodología implementada partió de este posicionamiento, por ello, me permitió recordarme la importancia de aproximarnos a la perspectiva de género en nuestros procesos de sensibilización/capacitación internos, desde allí. Esto favorece una sensibilización más humana, más personal y que podría traducirse en más política (mejor incorporación de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres)”
“Me enseñó formas nuevas de entender y pensar sobre la manera en que nos conocemos a nosotros mismos y como nos relacionamos con los demás. Creo que el taller enriquece las vidas de todos los que lo toman”
“Me sirvió para descubrir los fundamentos e inequidades de género propias e incorporadas en mi base cognitiva y afectiva, así como a reconocerlas en los procesos de planificación y desarrollo de proyectos”
“Reconozco que no tenía conocimientos previos y ese era uno de mis miedos. Sin embargo, el profesionalismo, dominio del tema y capacidad del cuerpo docente, facilitó el aprendizaje, la reflexión, las ganas de construir y deconstruir patrones culturales que había venido, equivocadamente, repitiendo”
“Fue una experiencia bonita, importante para la vida personal. Ningún taller a los que he asistido trata esto, lo personal, es más de cabeza. El regalo para nosotras es saber que somos importantes. Me gustaría que siguieran…”
“Me sirvió para tomar conciencia sobre mucho temas que no tenía presentes. Aunque algo de teoría de género he estudiado y trabajado, me hacía falta tomar conciencia desde un lugar menos racional del enfoque de género y mi vivencia de éste en cada ámbito de mi vida”
“Aprendí de la gente; tomé conciencia, una vez más, de lo importante que es entender los sufrimientos que imprimen, en las mujeres y en los hombres, los aprendizajes de género. Yo ya lo sabía, pero constate ese sufrimiento en las personas y también constaté lo beneficioso que resulta ese reencuentro consigo mismas y consigo mismos que procuran los talleres… Aprendí, al ver cambios en otras personas, que sí, que podemos cambiar”
“Agradezco a las facilitadoras, a las organizadoras y a ustedes [las otras participantes] por todo lo compartido. Las mujeres somos un colectivo olvidado, pero no podemos olvidarnos nosotras de nosotras mismas. Este taller nos enseña a no diseñar talleres tan corridos y duros, sino organizar también espacios para cuidarnos; son cosas sencillas pero con impacto en las demás. Aprendimos que tenemos que tener nuestros propios espacios para cuidarnos”
“Me impactó mucho el taller porque me hizo revivir circunstancias y emociones que me han dañado pero me enseñaron que yo decido si eso me va a seguir dañando o si eso que viví me enseñó; que puedo ser feliz porque es mi voluntad serlo. Amé el taller, es la primera vez que participo y realmente me ha ayudado mucho”
“Formidable. Es importante para mí por cuanto he podido abrirme a mis propios pensamientos y reflexiones, miedos e inseguridades. Las herramientas adquiridas trataré de utilizarlas en mi relación con mis hijas y en mi trabajo; en la empatía y la compasión con las personas que acuden a mí en busca de apoyo y solución a sus problemas. Pero lo más importante: las herramientas que me llevo para mi auto-escucha, la compasión conmigo misma para poder apoyar a los demás. ¡Gracias!”