Breve biografía
Soy Roxana Volio Monge. Nací en Cartago, una ciudad de Costa Rica situada al este de la capital. Mi país y la región en la que se encuentra: Centroamérica, son mis referentes geográficos más importantes, pero no los únicos pues resido en Galicia desde hace muchos años.
Durante mi infancia, crecí en un entorno en el que los árboles, los ríos y los animales estaban al alcance de la mano. Quizá de allí me viene la pasión por la naturaleza y, como sabe toda persona que me conoce, mi incondicional amor por las aves.
De niña y adolescente, intensa, juguetona, creativa, rebelde y disciplinada. Los años no han hecho mella en esas características aunque sí las han hecho madurar, atemperándolas.
Estudié los primeros años de secundaria en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, escenario de rebeldías y fuente de amistades que conservo hasta hoy. Terminé en el Colegio San Luis Gonzaga, centenario, mixto y laico que me abrió las puertas a la libertad. De este tiempo recuerdo las juergas, el estudio, los buenos profesores, mis comienzos en el deporte de competición, la literatura y la filosofía, dos materias de las que me enamoré aunque, en la universidad, me decanté por la Antropología. Finalizada esa primera carrera –y por razones completamente pragmáticas- hice una maestría en Administración de Negocios con una especialidad en Administración de Recursos Humanos. Mis primeros años de universidad marcaron mi conciencia social. Era el tiempo de las dictaduras en Chile, Argentina, Guatemala y El Salvador y el tiempo también de la Revolución Sandinista. Durante esta etapa, compatibilicé mi formación Universitaria con el activismo en una organización para la defensa de los derechos humanos en Centroamérica. También fue el tiempo durante el cual conocí el feminismo y comencé a formarme con ilustres mujeres de mi país, de Centroamérica, América Latina, Estados Unidos y, más adelante, también de España.
Comencé mi vida laboral, mientras todavía estudiaba, en una organización indígena con sede en Costa Rica pero con acciones en toda Latinoamérica. Posteriormente, y tras un breve paso por el sector público como Directora de un programa de apoyo a la microempresa, pasé a trabajar para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Costa Rica. Allí, realizando muy diversas funciones, permanecí durante 10 años. Debo a ese tiempo mi formación en Cooperación para el Desarrollo con todo lo que ello conlleva: aprendí a identificar, formular, acompañar y evaluar programas y proyectos de desarrollo; a relacionarme con organismos internacionales y a conocer su funcionamiento, pero también con organizaciones de la sociedad civil y con instancias gubernamentales con las que coordinaba mi trabajo. De esta etapa destaco mi participación en la IV Conferencia Mundial de la Mujer, en Beijing, China (1995), como coordinadora desde el PNUD, de un proyecto centroamericano a través del cual articulamos la participación de las organizaciones de mujeres de la región, en ese evento y en su reunión previa en Mar del Plata, Argentina (1994).
En 1996 decidí poner fin a mi vínculo laboral con el PNUD para iniciar mi carrera como consultora internacional en los temas de mi especialidad: género, desarrollo y planificación participativa de programas y proyectos desde las perspectivas transversales de interculturalidad, género y derechos humanos; monitoreo y evaluación de programas y proyectos; formulación participativa de políticas públicas para la igualdad y asesoría y acompañamiento a organismos públicos, internacionales y no gubernamentales en la asunción de las perspectivas de género, interculturalidad y derechos humanos, como ejes transversales en todo su quehacer.
Como consultora, he trabajado para organismos y organizaciones internacionales como UNIFEM (hoy ONU Mujeres); el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos en Panamá (USAID); las Embajadas de Holanda en Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y Ecuador y la Embajada de Dinamarca en Guatemala; el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en varios países; y la Unión para la Conservación de la Naturaleza (UICN), entre otras. También he trabajado como consultora para gobiernos locales de México (Puebla, Tamaulipas y Veracruz) y España (Málaga, País Vasco, Valencia, Galicia, Andalucía e Islas Canarias, entre otros).
En España, país en el que resido, he colaborado con diferentes organismos públicos entre los que están: el Servicio Gallego de Igualdad; el Instituto Vasco de la Mujer (EMAKUNDE), el Instituto Canario de la Mujer; la Dirección de Cooperación para el Desarrollo del Gobierno Vasco; el Instituto Andaluz de la Mujer; la Diputación de la Mujer de Málaga; Médicos del Mundo; la Coordinadora de ONG´s para el Desarrollo de Canarias; la Federación de ONG para el Desarrollo de la Comunidad de Madrid y con muchos otros organismos públicos y no gubernamentales. Además de apoyarlos en sus procesos para incorporar las perspectivas de género, derechos humanos e interculturalidad, también he impartido cursos y conferencias en temas como derechos humanos de las mujeres, violencia, pobreza y formulación de programas, proyectos y políticas públicas con perspectiva de género, dirigidos al personal de estas instituciones y a organizaciones que colaboran con ellas. Escribo y publico sobre estos mismos temas.
Otra de mis facetas, de la que disfruto enormemente, es la docencia. A lo largo de estos años, he compatibilizado mi actividad como consultora con la enseñanza impartiendo cursos en distintas universidades, entre ellas: la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); el Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional (HEGOA) de la Universidad del País Vasco; las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y de la Laguna, en Tenerife; y en Madrid en las Universidades Pontificia Comillas y Rey Juan Carlos. Desde hace ya varios años, imparto un curso en el Diplomado de Estudios Feministas de la Fundación Guatemala en ese país.
Soy especialista en género, derechos humanos, desarrollo, violencia y pobreza; en formulación de políticas públicas y en el diseño de estrategias para transversalizar el enfoque de género e implementar políticas sostenibles para la igualdad, en organismos públicos e internacionales y en organizaciones no gubernamentales.
Aunque no he dejado de formarme y de aprender, destaco dos de las formaciones más importantes que he realizado recientemente: el Máster en Autoconocimiento, Sexualidad y Relaciones Humanas en Terapia de Reencuentro (Universidad Alcalá de Henares, 2007-2009) y el Máster Educación Sexual para la Salud Comunitaria y Terapia Sexual en Terapia de Reencuentro (Instituto Terapia de Reencuentro, Valencia, España, 2017-2019). Con esta formación teórica y vivencial, entendí cuán profundamente puede llegar a moldear la vida de una persona –en este caso, la mía- los aprendizajes de género y hasta qué punto dan forma a las relaciones y a la sociedad. Aprendí un método de trabajo para hacer ver, a quienes quieren transformar las relaciones de desigualdad que imperan en el mundo, sobre todo las que se dan entre mujeres y hombres, que nada en el afuera puede cambiar verdadera y radicalmente (de raíz) si antes no cambia cada una y cada uno en su vida particular. Un método integral que trabaja en los niveles individual, relacional y social. La Terapia de Reencuentro (TR), creada por la psicopedagoga valenciana, Fina Sanz, es el sustento de esta metodología de trabajo personal y comunitario.
La información teórica y vivencial que me aportó la TR, me permitió entender con mayor profundidad que todos los esfuerzos que se realizan –en particular, los que realizan organismos internacionales e instituciones gubernamentales- se ocupan de proponer iniciativas de transformación en el plano social (promulgación de leyes, adopción de políticas públicas, implementación de programas y proyectos, entre otros) que no necesariamente consiguen traspasar los planos personal (la vivencia que tiene cada persona de la cultura de género) y el plano relacional (la concreción y manifestación de los aprendizajes culturales de género en las relaciones que todas las personas establecen entre sí).
Puesto que todas las personas desarrollan su existencia en los planos social, relacional y personal, para que cambien las bases culturales que sustentan la desigualdad de género, es preciso actuar –ojalá simultáneamente- en los tres planos. Los talleres que propongo utilizan un enfoque metodológico -vivencial y teórico- que parte de, e integra estos tres planos.
Entendido de esta manera, está claro que no es posible provocar un cambio cultural profundo y sostenible en el tiempo actuando solo en uno de los planos; los tres están estrechamente vinculados en la vivencia cotidiana de cada persona, esté consciente de ello o no. El trabajo, por tanto, debe ser integral y debe implicar a las mujeres, a los hombres y a las instituciones que organizan la vida social, política y económica de una colectividad.
Además de un enfoque metodológico vivencial que parte de la teoría de género, los talleres promueven el autoconocimiento –condición necesaria para el cambio-; la conciencia del cuerpo y la manifestación de las emociones en él; la transformación del maltrato aprendido y naturalizado en relaciones de buen trato; la auto-escucha y la escucha activa de las y los demás y la elaboración de los duelos que todo cambio supone. Parten del respeto a los procesos y los tiempos de cada persona y conceden enorme importancia a la confidencialidad.
Junto a mi gran amiga, Marcela Lagarde